El día que se marchitó mi última flor
No recuerdo la última vez que me crecieron flores. Hace tiempo que mis jardines se perdieron entre la condensación de mi ira contenida.
Tal vez se transformaron en agua y se evaporaron en mis ojos.
Silencio, mis palabras están vacacionando.
Silencio, mis pensamientos ya no soportan volar.
Silencio, no quiero escucharte.
Silencio, me acostumbré tanto a mi soledad que ya no sé cómo vivir con alguien más.
Silencio, me acostumbré al desamor, ya no creo en el amor.
Silencio, me exprimieron el pecho y ya no sé cómo llorar.
Silencio, ya no sé sentir.
Pienso “es maravilloso cómo se puede herir tanto a alguien, que uno dice querer”
Pienso, “¿en qué momento llegué a esta sequía?”
Silencio, estoy rota.
Silencio, estoy herida.
Silencio, dame tiempo para sanar.
Dame tiempo para sembrar.
Dame tiempo para perdonar.
Dame tiempo para aprender a llorar.
Dame tiempo para sentir lo que no pude sentir.
Dame tiempo para encontrarme.
Dame tiempo para desprenderme de la piel esta tristeza que no me suelta.
Dame tiempo para volver a florecer.
Dame tiempo.
Permíteme estar en silencio.